Roel estigma de errtu by Salvatore R. A

Roel estigma de errtu by Salvatore R. A

autor:Salvatore R. A. [A., Salvatore R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: SF
publicado: 2009-12-12T21:24:53+00:00


11

El mago de la guerra

–No entres aquí -exclamó LaValle, y luego añadió en voz baja-: Te lo ruego.Entreri se limitó a mirar fijamente al hombre con expresión indescifrable.

–Heriste a Kadran Gordeon en su orgullo más que físicamente -siguió LaValle-, y eso, te lo advierto, es mucho más peligroso aún.

–Gordeon es un idiota -replicó Entreri.

–Un idiota con un ejército -repuso el otro, sarcástico-. No hay cofradía tan atrincherada en las calles como la de Basadoni. Ninguna posee tantos recursos, y te aseguro que todos esos recursos están volcados ahora sobre Artemis Entreri.

–¿Y sobre LaValle, tal vez? – replicó éste con una mueca-. ¿Por hablar con el hombre al que persiguen?

El mago se limitó a contestar a aquella obviedad manteniendo la mirada fija en Artemis Entreri, el hombre cuya simple presencia en sus aposentos esa noche podría haberlo condenado.

–Contesta a todas sus preguntas -indicó Entreri-. Con sinceridad. No intentes engañarlos para ayudarme. Diles que vine aquí sin ser invitado, para hablar contigo, y que no se me aprecian heridas a pesar de sus desvelos.

–¿Tanto quieres mofarte de ellos?

–¿Importa? – Entreri se encogió de hombros.

LaValle no tenía respuesta que ofrecerle a eso, y así pues el asesino, con una reverencia, se encaminó a la ventana y, desbaratando una trampa con un movimiento de muñeca y manipulando el cuerpo con sumo cuidado para evitar las otras, salió a la pared y saltó silencioso a la calle.

Osó pasar ante La Ficha de Cobre esa noche, aunque muy deprisa y sin intentar entrar en el local. Aun así, se dio a conocer a los halflings de la puerta. Con gran sorpresa, apenas hubo girado por el callejón que discurría por el costado del edificio, Dwahvel Tiggerwillies apareció por una puerta disimulada para hablar con él.

–Un mago de la guerra -avisó-. Merle Pariso. Con una reputación sin precedente en Calimport. Témelo, Artemis Entreri. Huye de él. Abandona la ciudad y todo Calimshan. – Y, dicho esto, se deslizó por otra hendidura apenas apreciable en la pared y desapareció.

Al asesino no le pasó por alto la seriedad de sus palabras y tono. El simple hecho de que Dwahvel saliera a hablar con él, sin nada que ganar y todo que perder -¿cómo podía él pagarle el favor, después de todo, si aceptaba su consejo y huía del reino?– le indicó que a la halfling le habían ordenado que le informara de ello o, al menos, que este mago de la guerra no mantenía en secreto la persecución.

De modo que quizás el hechicero estaba un poco demasiado seguro de sí mismo, se dijo, pero eso tampoco le sirvió de mucho consuelo. ¡Un mago de la guerra! Un hechicero adiestrado específicamente en el arte de la guerra mágica. Seguro de sí mismo, y con derecho a estarlo. Entreri había combatido, y eliminado, a muchos hechiceros, pero comprendía la desesperada realidad de su situación actual. Un mago no era un enemigo tan difícil para un guerrero experimentado, siempre y cuando el guerrero consiguiera preparar el campo de batalla de modo favorable para él, ya que los magos eran a menudo, por naturaleza, distraídos y poco precavidos.



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